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Parece como si en los días de fiesta que vivimos se hubiera puesto de acuerdo el destino en recordarnos que no somos nada, o que tal vez podemos ser mucho a la vez...
Sólo una canción podía describir mejor aquellas olimpiadas. Para los que tenemos imágenes en nuestra cabeza pero no recordamos demasiado de aquel verano del 92 estas imágenes deben ser servir para mantener viva aquella llama que se encendió gracias a un arco y una flecha y que aunque ayer nos dejara el artifice de todo aquello tengamos en cuenta que esa llama no debe apagarse...