La Andalucía de las dos reinas

Posted: martes, 4 de mayo de 2010 by Miguel (Candy) in Etiquetas:
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Siempre se ha dicho que Sevilla es reina de Andalucía. No hay más que leer la anterior entrada para ahondar una pizca en el sentimiento que profesan la mayoría de sevillanos hacía su propia ciudad. Poca gracia les hará pues comprobar que en el sur, nunca hubo una sola reina. Callada y en la sombra hubo otra que con su belleza también cautivó los corazones de sus gentes y reinó también durante todo este tiempo.

Granada es sin duda, esa "otra reina" del sur. Último reducto moro en tiempos de la reconquista, Granada continúa conquistando los ojos de sus viajeros. ¿Por qué? Para muchos tiene ese toque exótico de ciudad morisca que se fusiona a la perfección con su cara renacentista. Para otros tiene más encanto que la otra reina del sur ya que su paisaje escarpado es mucho más visual. Otros simplemente argumentan dos palabras: Albaicin y Alambra...

Hay veces que tienes que volver a pasar por un sitio para "sentirlo" en su máximo esplendor. Esa justa ha sido mi experiencia con el barrio del Albaicín. También es verdad que en esta ocasión tenía a un guía único para la ocasión. Lauri no paró de hablar durante todo el paseo pero bien mereció la pena escuchar atento todo lo que decía. Mientras contaba vida, obra y milagros de Juan Ciudad (más conocido como San Juan de Dios) y relataba historietas que tuvieron lugar en aquella esplendorosa ciudad, miles de imágenes se arremolinaban en mi cabeza como tratando de evocar esas épocas ya lejanas. Las casas árabes de aspecto blanco marcan el camino a seguir hacia la cima del monte. En sus estrechas callejuelas te llega el aroma de los jardines exquisitamente mimados de aquellas casas. Pilares de agua que brota y suenan a lo lejos.... resquicios de la Alambra asoman al fondo mientras oído y olfato juegan con tu mente en un mar de sensaciones incomparables. Creo que al fin he sentido a la segunda de las reinas....

Eso pensaba yo sabedor de lo que aguardaba en la cima del monte. San Nicolás, mirador por excelencia de Granada en el que ya estuve con anterioridad y me pareció sin duda uno de los lugares más bellos que he visto en mi corta vida. Sin embargo, como con anterioridad, volví a captar nuevos  matices que me hicieron casi tocar con los dedos algo tan intangible como la belleza. Allí estaba la Alamabra, cual corona de aquella reina engastada con rubíes que brillaban como el fuego. Aquel rojo del imponente palacio al ponerse el sol era algo nunca visto para mí... a sus pies descansaba la ciudad como rendida a los pies de tal monumento.

Últimamente creo que estoy empezando a entender el encanto de viajar, conocer otras culturas, paisajes, gentes y costumbres. Poco a poco voy marcando cruces rojas en el mapamundi de mi cabeza aquellos lugares que me gustaría visitar alguna vez en mi vida. Hasta hace unos días había también una cruz negra marcada en Sevilla, mi hogar, mi tierra y mis raíces... pero ahora hay una más marcada sobre su hermana mora: Granada.


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